Por Cristóbal Getsemani Sánchez Calvillo.
En el amplio mundo del turismo, dos términos han estado resonando cada vez más alto: “turismo accesible” y “turismo inclusivo”. Conceptos que a simple vista podrían parecer idénticos e incluso intercambiables, pero al desentrañar sus significados y objetivos, se revela un paisaje complejo y lleno de matices.
En este artículo, nos adentraremos en el corazón de estas dos perspectivas, explorando cómo difieren y cómo convergen en la búsqueda de viajes y experiencias turísticas que sean verdaderamente satisfactorias y enriquecedoras para todos.
Turismo Accesible: Un camino Hacia la Inclusión
La premisa fundamental del turismo accesible radica en satisfacer las necesidades de recreación y esparcimiento de las personas con discapacidad a través de viajes que promueven la accesibilidad. En este enfoque no solo se trata de construir rampas y habilitar puertas más anchas, sino de crear un ambiente donde todos puedan participar plenamente en la experiencia de viaje. Desde la elección del destino, el pago y las reservas, hasta las actividades y la infraestructura, cada detalle se diseña pensando en la comodidad y la autonomía.
El turismo accesible cuenta con herramientas claras para el diseño de productos y servicios como lo son: los ajustes razonables y las medidas de accesibilidad. Además, esta forma de turismo, puede estar bien enfocada en nichos de mercado definidos y rentables, como el deporte adaptado y sus torneos internacionales, o las experiencias de naturaleza para personas con discapacidad motriz.
Turismo Inclusivo: Más Allá de las Etiquetas.
Ahora bien, el turismo inclusivo va más allá de una mera etiqueta. Es la regla de oro que guía a la industria turística hacia un terreno donde ninguna persona sea objeto de discriminación y donde todos tengan la oportunidad de disfrutar de una experiencia de viaje gratificante. Aunque la inclusión naturalmente implica la accesibilidad, su enfoque es mucho más amplio, a abarca aspectos como la sensibilización del personal, la promoción de la diversidad y la eliminación de barreras actitudinales hacia otros grupos como los turistas LGBT, los turistas religiosos, el turismo de romance etc.
La Intersección: Donde lo accesible y lo inclusivo se encuentran
En el corazón de esta discusión, encontramos una intersección crucial. El turismo inclusivo, por definición, debería ser accesible, contemplando las necesidades de viajeros con discapacidad. De hecho, el turismo accesible se erige como uno de los pilares para alcanzar un turismo verdaderamente inclusivo. Sin embargo, aquí es donde las líneas pueden volverse borrosas y las diferencias pueden confundirse. Es esencial comprender que la accesibilidad es un componente, pero no es la totalidad del enfoque inclusivo.
Por ello, hay que tener cuidado a la hora de usar las etiquetas, ya que en muchas ocasiones, en el mundo del marketing y la publicidad, es tentador utilizar la etiqueta de “turismo inclusivo” como un reclamo para atraer a un público consciente y socialmente comprometido. Sin embargo, es crucial que aquellos prestadores de servicios turísticos que emplean esta etiqueta comprendan las sutilezas y las diferencias de los enfoques. Las personas están buscando experiencias genuinamente inclusivas sin discriminación, no solo una fachada superficial de marca y discurso. La autenticidad en la oferta es lo que realmente establecerá la diferencia y construirá la confianza del público.
En última instancia, el viaje hacia un turismo verdaderamente inclusivo es un camino que abarca la accesibilidad, pero va más allá de ella. Es un compromiso con la diversidad y la eliminación de barreras físicas, actitudinales y sociales, una celebración de igualdad y una búsqueda constante de crear experiencias de viaje que sean ricas, satisfactorias y significativas para todas las personas. La comprensión de las diferencias entre turismo accesible y turismo inclusivo es un paso fundamental en este viaje, guiándonos hacia un horizonte de posibilidades donde todos son bienvenidos y pueden disfrutar plenamente de las maravillas del mundo.
Cristóbal Sánchez Calvillo
Es psicólogo con 12 años de experiencia en la administración pública, desarrollando políticas públicas con enfoque en derechos humanos, así como en la capacitación y adiestramiento en temas de accesibilidad, inclusión de las personas con discapacidad y turismo accesible.
Colabora en el IMETAC como Director de Profesionalización y Capacitación.
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O contactarlo por correo electrónico: [email protected]