Por Alfonso Díaz Villaseñor.
Como padres, mi pareja y yo estamos constantemente buscando lugares kid-friendly para llevar a nuestra pequeña, a quien le encantan los animales y la posibilidad de verlos de cerca. Por lo mismo, en los últimos cinco años hemos visitado decenas de zoológicos, acuarios y granjas. Sin embargo, desde que empecé a trabajar proyectos de turismo accesible, me he dado cuenta que la mayoría de estos lugares están pensados para disfrutarse con la vista. Lo que me llevó a preguntarme, ¿cómo podría hacerse un zoológico accesible para personas con discapacidad visual?
Y precisamente hace un año, en un viaje que hicimos a los alrededores de San Francisco, California, encontramos un lugar que responde perfectamente a esta pregunta. El Palo Alto Junior Museum and Zoo –en español el museo y zoológico infantil–, había reabierto recientemente tras ser remodelado. Y fue concebido para disfrutarse por un público totalmente diverso.
Más allá de la vista.
Uno de los primeros aspectos que llamaron nuestra atención, fue cómo cada animal puede ser conocido de diferentes formas, y no solo mediante la vista. Por ejemplo, en la exhibición de los mapaches hay una fuente, esculturas de animales pequeños y un letrero que dice: “Imagina que eres un mapache que está buscando su cena. El agua hace que las patas de los mapaches sean más sensibles y les ayuda a sentir lo que están comiendo. Presiona el botón para iniciar el arroyo. Cierra los ojos y siente a los animales con las manos mojadas. ¿Puedes distinguirlos?”
Esta actividad presenta una forma alternativa de conocer a los mapaches, de manera que si no puedes verlos, puedes sentir lo que sentirían ellos. Cabe destacar que los letreros con dichas instrucciones están en inglés y español, con tamaño de letra grande, además de en audio en ambos idiomas por medio de códigos QR señalados con braille.
Otros animales exhibidos cuentan con instalaciones similares: las tortugas tienen un espacio para que sientas la temperatura de sus madrigueras con las manos; las suricatas botones para escuchar sus distintos aullidos; y las aves una serie de puentes colgantes para subirte a los árboles y escucharlas de cerca. Además, hay esculturas a escala real de la mayor parte de los animales, para conocerlos por medio del tacto. Incluso, en la sección del museo, había cajones que abrías para descubrir los olores de elementos de la naturaleza. Verdaderamente se vuelve una experiencia multisensorial, donde el tacto, el oido y el olfato juegan un papel importante para enriquecer la visita.
Alturas, espacios y desplazamiento.
Además de las exhibiciones multisensoriales, tanto la parte del zoológico como la del museo cuentan con facilidades para personas con movilidad reducida. Por ejemplo, los puentes colgantes para acercarte a las aves cuentan con elevador y áreas con suelo liso para transitar en silla de ruedas. También tienen espacios por si una persona quiere transferirse a carretillas para desplazarse por los puentes de cuerda, donde incluso hay variaciones en su amplitud para que cada persona elija el camino que le funcione mejor.
En la parte del museo, encontramos mesas de trabajo con distintas alturas, para facilitar la participación de infantes, adultos y personas usuarias de silla de ruedas. Y los ventanales de todos los animales empiezan desde el suelo, para que nadie tenga que realizar mayor esfuerzo para asomarse.
Accesibilidad en todo su espectro.
Otro espacio que llamó nuestra atención fue esta estación de descanso sensorial. Esta diseñada para que personas que se sientan hiperestimuladas puedan aislarse, como pueden ser quienes viven con autismo u otras neurodivergencias. También está pensada para madres lactantes o bebés que quieren echar una siesta.
Encontramos un folleto donde mencionan que todo su personal está capacitado para interactuar con personas con autismo y discapacidades intelectuales, además de que cuentan con intérpretes de lengua de señas para dar visitas guiadas a turistas de la comunidad sorda. Además, toda su comunicación está redactada con lenguaje simple, para facilitar la comprensión y el aprendizaje.
Como se puede notar, este zoológico fomenta la inclusión mediante medidas de accesibilidad bien implementadas. Independientemente de que es un espacio pequeño, es un gran ejemplo de cómo se pueden crear medios que se adapten a las capacidades sensoriales, físicas e intelectuales de cada persona. De esta manera, se generan experiencias equitativas para que todos puedan disfrutar la visita a su manera.
Alfonso Díaz Villaseñor
Consultor en accesibilidad, innovación y diseño con más de 10 años de experiencia ayudando a empresas a mejorar su comunicación visual, servicios y productos. Es ilustrador amateur, coach certificado en Lego® Serious Play® y colabora como docente en la Universidad Anáhuac, Centro de Diseño, Cine y Televisión y la Salle.
Colabora en el IMETAC como Director de Diseño.
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