Por Cristóbal Sánchez.
La experiencia del arte desde la perspectiva de una persona ciega plantea interrogantes interesantes sobre la naturaleza misma del arte visual y su accesibilidad. ¿Cómo interpreta alguien sin visión las obras pictóricas? ¿Es posible traducir la experiencia visual a una modalidad táctil sin perder su esencia artística? ¿Qué define realmente al arte? ¿Por qué se espera que quienes vivimos con discapacidad visual aceptemos como arte simplemente las líneas y manchas de pintura en una superficie?
Estas preguntas surgieron en mi mente tras dos eventos recientes: una visita a una exposición de arte pictórico supuestamente accesible para personas con discapacidad, y una conversación con un estudiante de la Universidad Anáhuac sobre un proyecto de arte para personas ciegas. Me encontré reflexionando sobre la naturaleza del arte visual para aquellos que no pueden ver, y sobre el papel crucial de la accesibilidad en esta experiencia.
El arte visual
Desde mi punto de vista, el arte visual se define como la representación pictórica de lo que los artistas consideran bello, sublime o interesante. A lo largo de la historia, han surgido diversos estilos para plasmar la visión del artista, desde el impresionismo hasta el cubismo y más allá. Sin embargo, todos estos estilos se centran en técnicas que generan efectos visuales, como curvas, sombras, brillos y difuminados. Esta representación exclusivamente visual, a la que me referiré como “arte pictórico”, no necesariamente involucra otras modalidades sensoriales para transmitir su significado.
La posibilidad de llevar estas representaciones visuales al relieve o de agregar otros elementos sensoriales, como el aroma, plantea la cuestión de si estas reinterpretaciones conservan la esencia del arte original. ¿Puede una versión táctil de una pintura capturar la sorpresa, la admiración o el reconocimiento de lo bello que evoca la versión visual? ¿Influye el material utilizado en esta traducción táctil en la apreciación artística? ¿Genera sensaciones táctiles diferentes la madera que el yeso, o el mármol que el papel maché?
¿La Mona Lisa en relieve, tendría el mismo impacto?
Imaginemos, por ejemplo, trasladar la Mona Lisa de Da Vinci a una versión en relieve. ¿Cómo afectaría el material elegido, ya sea mármol, madera o filamento termoplástico, a la experiencia táctil y, por ende, la interpretación de la obra? Cada versión de esta Mona Lisa háptica podría generar interpretaciones diferentes, incluso dando la impresión de ser obras distintas. Este ejemplo ilustra que la mayoría de los estímulos visuales no tienen una correspondencia directa con otras modalidades sensoriales. En otras palabras, el azul no se puede escuchar, el verde no se puede tocar, y el amarillo no tiene sabor.
En este contexto, una exposición visual no es directamente accesible para una persona con discapacidad visual, por más ayudas táctiles o placas en braille que se proporcionen. La verdadera accesibilidad implica la inclusión de otros estímulos sensoriales, como el sonido, el tacto y el olfato, para crear significado perceptual. Sin embargo, incluso con estos elementos adicionales, la experiencia artística seguirá estando lejos de la experiencia visual pura.
Por tanto, las galerías y exposiciones destinadas a personas ciegas deberían centrarse en estimular los sentidos no visuales. Una exposición sobre la historia del perfume, por ejemplo, podría ser más artística para una persona ciega que simplemente colocar cuadros en una pared con placas en braille, o bien, una exposición musical que narre la historia del rock, desde los Beatles en Inglaterra hasta las bandas mexicanas de rock en español, podría ser más enriquecedora para una persona con discapacidad visual que simplemente colocar lienzos en una pared con pintura inflable. El arte no se limita a la pintura y el dibujo; es la expresión de las experiencias humanas en todas sus formas sensoriales.
En conclusión, el arte va más allá de las convenciones establecidas sobre cuadros y pinturas. Es la expresión de la riqueza sensorial de la vida humana, que puede manifestarse de innumerables maneras. Como persona con discapacidad visual, prefiero experimentar el arte a través de mi propia forma de percibir el mundo, llena de sonidos, olores, texturas y sabores, en lugar de conformarme con las limitaciones impuestas por las convenciones visuales del arte gráfico.
Cristóbal Sánchez Calvillo
Es psicólogo con 12 años de experiencia en la administración pública, desarrollando políticas públicas con enfoque en derechos humanos, así como en la capacitación y adiestramiento en temas de accesibilidad, inclusión de las personas con discapacidad y turismo accesible.
Colabora en el IMETAC como Director de Profesionalización y Capacitación.
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