Por Alfonso Díaz Villaseñor.
En 1967, el ingeniero japonés Seiichi Miyake instaló las primeras guías podotáctiles en la ciudad de Okayama. El uso de este sistema de baldosas con relieve —puntos para indicar precaución y líneas paralelas para guiar en una dirección— se amplió a todo el país desde 1985. Desde entonces, Japón ha implementado muchas más iniciativas para promover la accesibilidad universal en todo su territorio, muchas de las cuales tuve la oportunidad de encontrarme desde que me subí al avión.
El pasado mes de junio tuve la oportunidad de visitar Japón. Más allá de su fascinante cultura y sus Pokemones, Godzillas y Hello Kitties, me llamó mucho la atención la cantidad de elementos de accesibilidad que me encontré desde que abordé el avión de All Nippon Airways (ANA). Las pantallas del sistema de entretenimiento complementaban las instrucciones de seguridad con interpretación en lengua de señas, donde además había un canal específico de películas —japonesas y hollywoodenses— con audiodescripción.
Moviéndome por el aeropuerto de Narita, noté indicaciones de voz que señalaban el final de las bandas transportadoras o la ubicación de los baños. Estas últimas funcionan con un sensor de movimiento: al caminar frente a la entrada, una voz te dice en inglés y japonés que estás en la puerta del baño de mujeres u hombres. Cabe destacar que también hay guías podotáctiles, que te llevan a un mapa háptico instalado en la pared antes de entrar, para que tengas una imagen mental de la disposición de los lavabos, mingitorios y WCs. Encontré este tipo de mapas fuera de los baños tanto en estaciones de tren como en centros comerciales.
Y hablando de guías podotáctiles, estas no se limitan a los espacios públicos. Si bien las hay en prácticamente todas las calles y andenes en ciudades grandes, las encontré incluso en los pasillos de los hoteles. En estos casos se integran en la alfombra para señalar la ubicación de elevadores y escaleras. El sistema braille también está presente en muchos de estos lugares. Me dio gusto encontrar en Osaka señalizaciones instaladas en los pasamanos, con flechas en relieve para señalar hacia qué lado debes caminar para tomar el metro en la dirección correcta. De igual forma las encontré en los barandales de las escaleras en un centro de aguas termales, para indicar en qué piso estás. Un día pedí una cerveza y descubrí que las latas con bebidas alcohólicas también están marcadas con braille al lado de la anilla, para evitar confundirlas con refrescos.
Si abordamos otras discapacidades, se destaca el uso de recursos visuales como caricaturas, fotografías e infografías para facilitar la comunicación. A pesar de que gran parte de las personas con las que interactué no hablaban otros idiomas, siempre contaban con material visual para darse a entender. Por ejemplo, en el mostrador de cafeterías y restaurantes cuentan con fotos de los productos para que señales lo que quieres, en los módulos para comprar boletos de tren tienen calendarios para elegir fecha de viaje e iconos para explicarte cómo reservar un asiento. Y en las farmacias podía saber qué medicina era para el dolor de panza o de cabeza por los dibujos de personajes adoloridos que acompañan los anaqueles. Los pasillos del metro están llenos de carteles estilo anime para indicar los peligros de caminar hablando por teléfono o con la punta de tu paraguas hacia atrás —con el que puedes picarle un ojo a los niños que van detrás de ti—. Estos recursos facilitan mucho la comunicación tanto para quienes no hablan el idioma, como para personas con discapacidades auditivas e intelectuales.
Por supuesto que existen algunas áreas de oportunidad. Al llevar una carriola me di cuenta que a veces caminaba el doble para poder usar los elevadores, además de que es muy fácil perderse en sus estaciones subterráneas que se convierten en centros comerciales. Estas características pueden complicar los trayectos a quienes tienen movilidad limitada, aunque los transeúntes son muy respetuosos con los lugares indicados para personas usuarias de silla de ruedas y carriolas. También es un país ruidoso, donde fácilmente te puedes sentir sobre estimulado por la cantidad de luces, pantallas en movimiento y sonidos. Pero en general considero que Japón cuenta con muchas más medidas de accesibilidad que otros países. Quizás es un tema cultural, de respeto y búsqueda del bien común sobre el individual. Pero más allá de eso, es un gran ejemplo de cómo la accesibilidad se puede integrar en todas las esferas de la vida cotidiana.
Alfonso Díaz Villaseñor
Consultor en accesibilidad, innovación y diseño con más de 10 años de experiencia ayudando a empresas a mejorar su comunicación visual, servicios y productos. Es ilustrador amateur, coach certificado en Lego® Serious Play® y colabora como docente en la Universidad Anáhuac, Centro de Diseño, Cine y Televisión y la Salle.
Colabora en el IMETAC como Director de Diseño.
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