Por Karla Marisol Becerril.
Lo que sucede cuando las empresas apuestan por mostrar una supuesta inclusión, basada en descontextualización o manipulada para verse como una empresa socialmente responsable, puede terminar excluyendo verdaderamente a quienes vivimos con discapacidad.
Recientemente se ha puesto de moda que grandes marcas saquen su versión “inclusiva” de algún producto o anuncio para mostrar su compromiso social. Tal es el caso de la Moderna, que recientemente sacó a la venta la llamada “sopa de señas”, con una campaña a nivel nacional para mostrar su solidaridad con las personas que se comunican mediante Lengua de Señas Mexicana (LSM). Sin embargo, su producto es problemático por diferentes motivos.
¿Sopa de señas?
En primer lugar, dicen que su nueva sopa de letras representa el abecedario en LSM, cuando en realidad se basa en el American Sign Language (ASL). Así como en cada país se hablan idiomas distintos, la lengua de señas cambia en cada región. La LSM y ASL son dos lenguas distintas, por lo que la Moderna está difundiendo información errónea a toda la población.
En segundo lugar, se dice que la Moderna colaboró con una asociación para personas Sordas para el desarrollo de su producto. Sin embargo, sus campañas no presentan evidencia de ello, ni reflejan que las ganancias del producto estén generando algún beneficio para la comunidad Sorda ni para otras comunidades con discapacidad auditiva. En estos casos, debería realizarse más investigación, con diferentes asociaciones y comunidades, para recabar información correcta y asegurar que haya un beneficio mutuo. Con este tipo de colaboraciones mas incluyentes se puede respetar, asegurar, respaldar y difundir la información, dando voz a las mismas personas con discapacidad.
¿Lenguaje de señas?
Un caso similar sucedió con una publicación de dulces Vero, quienes aprovecharon el día de la lengua de señas para realizar una publicación utilizando un alfabeto dactilológico para decir “quiero una vero mango”. Varias personas les hicieron notar, a través de los comentarios, los errores de su publicación, entre ellos que se referían a la lengua de señas como “lenguaje de señas”. El término correcto es “lengua de señas” porque, al igual que un idioma, es un sistema de señas, mientras que el lenguaje hace referencia a la capacidad humana de comunicarse.
Estas situaciones suceden por diversos factores, uno de ellos se debe a que la mayoría de las empresas no cuentan con información sobre la discapacidad, sumándose que cuentan con escaso o ningún tipo de contacto con asociaciones o individuos con discapacidad. Las marcas pueden asumir erróneamente que pueden comprenderlo completamente con una simple búsqueda en Internet. Esto puede resultar en la pérdida de una conexión directa con la verdadera inclusión y el compromiso social con la discapacidad. Otro factor que puede influir es que, incluso obteniendo información correcta, tiendan a modificarla debido a los estereotipos y prejuicios que se tiene sobre las personas con discapacidad.
Por ejemplo, en casos como los mencionados, siempre se asume que todas las personas con discapacidad auditiva son completamente Sordas y que se comunican con LSM. La realidad es que la discapacidad auditiva es diversa, donde elegimos el idioma mayoritario, que en el caso de México es el español. Existen distintas condiciones como Hipoacusia, Microtia, Collins Treatcher, Sindrome de Usher, Sordos, Sordosciegos y requerimientos útiles como los subtítulos cerrados, subtítulos en tiempo real, subtítulos descriptivos, cubrebocas transparentes, lectura de labios, aparatos auditivos, contacto visual, y también la inclusión laboral.
Sabemos que a las empresas les falta mucho empaparse sobre la discapacidad e inclusión. Por eso es importante que se nos permita tener espacios para capacitarlos, y que tengan contacto de primera mano con la verdadera discapacidad para así romper los estereotipos que la misma sociedad nos ha impuesto, como un primer paso para romper con la hipocresía detrás de un “acto de inclusión”.
Karla Marisol Becerril
Siendo una persona con discapacidad auditiva, ha logrado consolidar su formación profesional en escuela de oyentes; teniendo la satisfacción de contar con Licenciatura en Mercadotecnia y estudios de maestría en Administración de Negocios y Recursos Humanos.
Una de sus pasiones es el deporte, siendo seleccionada nacional representando a México en los Juegos Sordolímpicos Caxia do Sul 2022, en Voleibol de Sala.
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