Elecciones 2024: una campaña sin accesibilidad para personas con discapacidad.

Por Cristóbal Sánchez y Luis Fernando Peñaloza.

Las y los especialistas de temas político electorales coinciden en que las elecciones del 2024 serán las más grandes de la historia, ya que participarán las 32 entidades federativas y se elegirán más de 20 mil cargos desde alcaldías, gubernaturas, senadurías, diputaciones, y la Presidencia de la República.

En ese contexto, la accesibilidad de la información a personas con discapacidad es un derecho, es el primer paso para garantizar la participación equitativa en la vida política y pública; este derecho se expresa claramente en los artículos 9 y 29 de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, preceptos que son una obligación a tomar en cuenta por el Estado Mexicano y se manifiestan en la accesibilidad y la garantía de los derechos político-electorales de las PCD en igualdad de condiciones,   pues sin ella, se pierde la posibilidad de que todas y todos, puedan emitir un voto informado y satisfactorio.

Según el censo 2020 realizado por el INEGI, en nuestro país viven 20 millones de personas con discapacidad o alguna limitación para la vida diaria, de estos, más de 19 millones están en edad de ejercer sus derechos político-electorales, muchas saldrán a ejercer su derecho al voto el próximo 2 de junio y muchas desean conocer si los temas de discapacidad e inclusión están en la agenda de las candidatas y candidatos que buscan el sufragio.

¿Pero cómo van los candidatos en ese sentido?

La realidad es que, sin importar partido, coalición, o movimiento, todos ignoran una vez más al colectivo PCD, nadie es consciente de que la accesibilidad es un elemento indispensable para que verdaderamente exista una participación plena de todas las personas, incluyendo a estas últimas. Y en ese sentido, algunos como la Alianza Juntos Haremos Historia, ni si quiera lo han intentado. Pero un proyecto en particular ha puesto en su plataforma una visión de inclusión como eje rector de su campaña. Sin embargo las personas con discapacidad están percibiendo, que una vez más es un discurso que no se encamina a implementar herramientas y mecanismos para hacer posible la accesibilidad política; se ha quedado en el papel sin una aplicación real hacia las y los votantes con discapacidad.

La campaña de Xóchitl Gálvez, candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México, ha manifestado en repetidas ocasiones que su proyecto busca la unidad del país, lograr un proceso de reconciliación en el que todas las personas se sientan bienvenidas, y las personas puedan vivir sin miedo y en un México de oportunidades; a propuesto un modelo de mesas de trabajo para que la ciudadanía pueda colaborar en el diseño de su proyecto de nación e incluso a construido grupos de simpatizantes como los famosos Xochilovers, para estar cerca de las personas. Pero esto no ha funcionado para escuchar la voz de las personas con discapacidad.

No solo la representante de dicha mesa, nombrada por la propia candidata, Norma Aceves, no ha logrado articular un canal de comunicación entre el colectivo de PCD y la candidata, sino que sus estrategias de comunicación jamás han contemplado ni siquiera medidas mínimas de accesibilidad como parte fundamental de la información que se brinda para atraer el voto de este colectivo.

Y es que los candidatos, incluida la propia Xóchitl, siguen asumiendo que las personas con discapacidad solo pueden ser objeto de asistencia, paternalismo y transferencias económicas, acciones ínfimas que el estado realiza para no crear políticas que verdaderamente garanticen los derechos de las PCD en los diversos ámbitos de la vida y su voz puede ser dejada al final de cualquier fila, pues no cuentan para ningún proyecto de país como individuos productivos y con los mismos derechos que todas las demás personas.

Tómese como ejemplo la página web de la candidata de Fuerza y Corazón por México; en un mundo donde los sitios de internet son una de las formas más comunes para obtener información, y mucho más en tiempos electorales, es censurable que la página de su proyecto no cuente con ninguna medida de accesibilidad para PCD visual, motriz o auditiva. La semántica del sitio, es decir, la forma en la que se organiza la información para ser revisada, no permite que las tecnologías de asistencia como lectores de pantalla, magnificadores o interruptores de navegación, interactúen con el contenido de la misma, limitando el conocimiento que se puede tener de su proyecto y su campaña.

Adicionalmente las imágenes y fotografías no cuentan con textos alternativos de utilidad,  hay elementos a los que no se puede acceder con lectores de pantalla o con el teclado, los videos no cuentan con subtítulos y no existe intérprete de lengua de señas mexicana. Por lo tanto, las personas con discapacidad quedan ajenas a las propuestas de Xóchitl Gálvez y sin motivación a mover su voto a favor de la candidata.

Y ya no hablemos de redes sociales, pues en el mundo de los posteos en Facebook, los videos cortos de Tik Tok o los mensajes de “equis”, el proyecto de la candidata PAN, PRI, PRD, deja la accesibilidad a la buena voluntad del señor todo poderoso. Pues en la inmediatez de las redes sociales, la accesibilidad es un tema que sale sobrando.

Por otro lado y a pesar de los esfuerzos de algunas personas con discapacidad, la mesa de trabajo que ella misma designó para abordar el tema, sigue sin funcionar. El pretexto: la campaña y la falta de personal. Norma Aceves, diputada que paradójicamente vive con una discapacidad motriz, justifica la falta de accesibilidad en la campaña de Xóchitl por falta de tiempo, por su trabajo legislativo, porque la campaña es muy demandante o porque se queda sin señal en el celular; aunque pide al colectivo de PCD que tengan paciencia, que ya llegará el momento en que la candidata abra un espacio para escuchar a las PCD y que ya se prometió que no se desaparecerán los programas sociales. Como si estos últimos garantizaran una vida digna para las PCD y fueran un logro digno de ser aplaudido.

Entonces vale aquí la pena preguntarnos: ¿hablar de una supuesta toma en cuenta de las PCD en su campaña es solo la demagogia que ha criticado? ¿la discapacidad es solo un adorno en su campaña?

Ahora bien, desde aquí no estamos solo haciendo visible la falta de accesibilidad de un lado, pero es que si la candidata del Frente ha hablado de tomar en cuenta a las PCD desde una visión de derechos sin asistencialismo, el siguiente paso mínimo es entablar comunicación con las PCD y hacer accesible su campaña; porque para los otros candidatos, la palabra discapacidad es ajena incluso de su discurso. Se cree que las PCD no necesitan participar en las actividades de la vida cotidiana, que por las limitantes, que son parte de su vida, no deben exigir sus derechos o que deben conformarse con una pensión de 49 pesos al día. Pero las personas con discapacidad hoy son conscientes de sus derechos, saben que el estado no les ha tomado en cuenta realmente, las PCD no están en sus casas a expensas de sus familias como seguramente se lo imaginan. También pueden leer, también pueden razonar, disertar, tienen demasiado por aportar y sobre todo elegir por quién quieren ser representados y gobernados. Ya sea a través del sistema braille, de los subtítulos de un video, de la lengua de señas mexicana, de un macrotipos o un texto de lectura fácil, las PCD pueden y deben acceder a la información de las campañas políticas, y los candidatos, tienen la obligación establecida en nuestro marco jurídico, de hacer accesibles sus contenidos. Por más tedioso que a ellos o sus representantes les pueda parecer.

La democracia en la vida real es aquella en la que los ciudadanos participan con pleno conocimiento de quiénes son las personas que los quieren representar, cuál es su historial de vida y de trabajo, qué propuestas tienen y cómo pretenden llevarlas a cabo. Sin esta información y sin que esté al alcance de todos, incluyendo el votante con discapacidad, la democracia no es efectiva y mucho menos incluyente. Se transforma en una forma de ampliar aún más la brecha de desigualdad que ya bastante inmensa es entre quienes pueden acceder al conocimiento, y quienes deben de conformarse porque otros decidan sobre sus derechos.

Estimada Xóchitl, te invitamos a escuchar a las PCD, a hacer accesible tu campaña y a incorporar en tu proyecto de nación la voz y el talento de la discapacidad, por que solo eso nos hará creer que verdaderamente tu plan de gobierno generará una etapa distinta para las PCD en la garantía de sus derechos.