Por Cristóbal Sánchez y Luis Fernando Peñaloza.
«Los derechos humanos están inscritos en los corazones de las personas; estuvieron allí mucho antes de que los legisladores redactaran su primera proclamación.» Mary Robinson.
En las vísperas de las elecciones de 2024, una vez más, se evidencia la falta de atención y compromiso político hacia las personas con discapacidad (PCD). A pesar de que somos un sector históricamente marginado, las barreras que enfrentamos y nuestros derechos siguen siendo ignorados por la clase política, reducidos a una pensión de 49 pesos al día y no más.
Hoy somos conscientes, que, aunque los derechos, estén escritos en una ley, la distancia que existe hasta su ejercicio y disfrute es abismal, y que, aunque nadie debería luchar por derechos ya ganados, las PCD tenemos que pelear por ellos. Hoy, las PCD alzamos la voz por el respeto a nuestros derechos electorales y a la participación política que, en términos del marco jurídico, constitucional, por una ley general y por diversos tratados internacionales, deberíamos poder estar ejerciendo en libertad; pero como dicen por ahí en los programas matutinos, nosotros tenemos otros datos y muchos ladrones.
Una de las herramientas clave para la inclusión de PCD en materia electoral, ha sido la implementación de acciones afirmativas; estas acciones, son mecanismos que permiten reducir la desigualdad y discriminación de los grupos en situación de vulnerabilidad, ante la negación del ejercicio de algún derecho o libertad. Lamentablemente, estos mecanismos se han visto usurpados por partidos políticos, vulnerándonos aún más. La complicidad de algunos miembros partidarios y la pasividad de instituciones electorales frente a esta situación reflejan una falta de compromiso real con la inclusión y al parecer, una mina de oro para los candidatos que buscan permanecer royendo el hueso electoral, y hay que decirlo: estas bajezas son un medio ruin de los políticos para alcanzar sus ambiciones personales; pero para las PCD, las acciones afirmativas son un logro ganado a pulso y una de las pocas formas para participar en la vida del país.
Durante el proceso electoral 2024, se ha documentado que diferentes personas, de todas las fuerzas políticas, han hecho de la discapacidad una simulación para obtener cargos y postulaciones. Tal cual como se lee, han simulado o fingido vivir las barreras de una discapacidad para acceder sin limitaciones a representaciones populares; activistas con discapacidad en Oaxaca, Michoacán, Sonora, Tlaxcala y la ciudad de México, han consignado los hechos en diferentes sitios web, diarios noticiosos y redes sociales. Para poner un ejemplo, la periodista Itzel Ramírez, hace una relatoría en el portal Yo También.mx sobre diversos casos de candidatos que han tergiversado las acciones afirmativas de discapacidad para cumplir cuotas, mientras que los activistas Tania Sánchez y Alex Castillo (@iwheelloveu) tras una revisión de los listados en diferentes institutos electorales incluyendo al INE, han afirmado que encuentran que personajes como Manuel Dick en ciudad Juárez, Gaby Pérez en Oaxaca, Rosario Morales y Luis Chávez en Ciudad de México, o Memo Peredo en Hidalgo, fingen una condición de vida como la discapacidad para asegurarse una posición de poder o como dicen por ahí, un hueso en la política.
Fuente: El País
Pero ¿Por qué no se aborda la verdadera razón detrás de la falta de interés político hacia las PCD?
Más de 20 millones de individuos, con voces y aportes valiosos, somos sistemáticamente ignorados en las estrategias electorales. ¿Acaso nuestra participación no debería ser fundamental en una democracia verdaderamente representativa? Y la respuesta nos la da el propio Consejo General del INE. La máxima autoridad electoral dice: “El Consejo General no tiene las facultades para dictaminar la gravedad de una enfermedad y en su caso se apega a lo que digan las constancias médicas que se exhiban”. Una contravención flagrante y vulgar a la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, una afrenta por demás ofensiva al legado de Gilberto Rincón Gallardo y una muestra de que en este país, la discapacidad sigue siendo vista como un padecimiento y una condición a ser curada, remediada y si fuera posible, desaparecida.
Que vergonzoso que en México la discapacidad siga siendo vista como algo insignificante, incluso en el ámbito político. Las campañas electorales rara vez incluyen mensajes accesibles y, en su lugar, se recurre a tácticas como la distribución de despensas o becas, o incluso la coacción de votos por parte de familiares, desvirtuando así el verdadero espíritu democrático. Incluso, se llega a simular compromiso hacia el colectivo, usando a las propias PCD como adornos en mítines, bufones en spots, o pantallas de inclusión en diferentes coaliciones, asignándoles sucedáneos de responsabilidades para cumplir cuotas.
Ante este panorama, surgen más preguntas:
¿Qué acaso la voz de las PCD que se han manifestado ante estos atropellos no cuenta? ¿Qué acaso Nadie las escucha? ¿Será momento entonces de que las PCD emprendamos nuevas luchas y batallas por nuestros derechos? ¿Quieren vernos en marchas, necesitamos hacer pintas, bloquear avenidas, tomar instalaciones, lanzar bombas caseras, políticos impostores? Qué es lo que quiere la sociedad y sus instituciones para dejar de ser tan jodidamente falsos y discriminatorios, ¿de verdad quieren estos políticos farsantes vivir en carne propia las barreras físicas, actitudinales y discriminatorias que enfrentamos un día sí y otro día también?
Se ha dicho que en política no hay escrúpulos, y al parecer en México se respeta a rajatabla la norma… porque es evidente y tangible que quienes dicen representar al pueblo, y quienes prometen abogar por causas de la ciudadanía, usan estrategias tan bajas como usurpar acciones afirmativas de grupos, ya bastante olvidados y vulnerados, para no dejar sus huesos y los beneficios del erario. Y en un país que se ufana de haber impulsado el mayor tratado de derechos sobre PCD en el mundo, los políticos de por sí ya favorecidos, han transformado la discapacidad en un privilegio pinche, igual de pinche que sus carreras y resultados.
Ya no hacemos un llamado a las autoridades electorales, ni al presidente, ni a los partidos a incluirnos como PCD en todos los aspectos de la sociedad, ya entendimos que somos la decoración para el aplauso en sus orgías de poder. Te hacemos un llamado a ti ciudadano mexicano, a ti compañero con discapacidad que enfrentas las barreras del entorno y las actitudes todos los días, a no rendirte, a ocupar los espacios que por derecho tienes, a pelear, a levantar la voz por tu participación en la vida política de México y a no dejar de denunciar y exhibir la desfachatez de personajes como los aquí mencionados.
Porque los derechos que hoy peleamos las PCD, también son tus derechos y tu libertad, también es nuestra libertad.
Luis Fernando Cabrera Peñaloza
Es licenciado en derecho, Defensor de derechos humanos de personas con discapacidad; colabora con diversas asociaciones en derechos humanos, escribe y es conferencista sobre discapacidad, inclusión, derechos humanos, accesibilidad, medios alternativos de solución de controversias y justicia restaurativa.
Puedes seguirlo en Twitter como: @LuisFer39762360
O contactarlo por correo electrónico: [email protected]
Cristóbal Sánchez Calvillo
Es psicólogo con 12 años de experiencia en la administración pública, desarrollando políticas públicas con enfoque en derechos humanos, así como en la capacitación y adiestramiento en temas de accesibilidad, inclusión de las personas con discapacidad y turismo accesible.
Colabora en el IMETAC como Director de Profesionalización y Capacitación.
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O contactarlo por LinkedIn: https://www.linkedin.com/in/cristobal-sanchez-calvillo/